martes, 30 de agosto de 2011

Día 2: un libro que me haya demorado mucho en leer: El proceso, Kafka.

El desorden y el caos algunas veces parecen ser elementos que mueven mi vida, paso gran parte de mi tiempo tratando de ponerle orden a lo que pienso y hago y eso en parte hace divertida mi existencia, de otro de allí suelen surgir las mejores ideas o emprendimientos que he llevado a cabo últimamente.

Algo curioso sin embargo es que, en medio de todo mi caos, con los libros me pasa algo muy curioso y es que debo ser totalmente metódica (a mi manera) para leer. Por convicción no puedo leer varios libros al mismo tiempo, empiezo uno y por lo general lo devoro con rapidez; si revisan mi bolso siempre tendré un libro allí, no en las mejores condiciones porque al interior de mis maletas hay un sinfín de cosas que permanecen allí sin mayor orden o cuidado.

Pero el caso es que voy uno a la vez y cuando me encuentro con libros que no me atrapan lo suficiente me encuentro con temporadas largas en que no ando con ese mismo libro de un lado para otro esperando a ser terminado algún día.

Este es el caso de El Proceso, libro que compré por recomendación del dueño de una venta de libros de segunda; no es un texto largo y de Kafka se puede esperar lo mejor, sin embargo la historia que jamás es resuelta en torno a la injustificada acusación del personaje central se volvió el constante por más de dos meses pues la narración casi onírica me obligo a ir despacio, a releer y ponerme en los zapatos de tan reconocido escritor para entender lo que detrás de la historia quería decir.

Aunque me tomó mucho tiempo leerlo, recomiendo este libro y sugiero su lectura en varios momentos de la vida, estoy segura que la percepción de la historia y lo que quiere transmitir cambia según el momento que esté viviendo el propio lector.

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